La repregunta de Olé lo puso en alerta. A él, justo a él. Cultor de un estilo que sabe cómo sacar la pelota para afuera cuando no es necesario comprometerse por demás. "No hagas conjeturas", se adelantó Miguel Ángel Russo, para sostener la decisión primaria que tomó apenas se sentó en la sala de conferencias de prensa después de la derrota de su equipo ante Platense. "Hablo de San Lorenzo y nada más. No hablo de rumores", había sido la parte sustancial de su primera respuesta de la noche, apenas después de aclararle a otro periodista que no haga (esa pregunta) "porque no te voy a responder nada".
El tema, la pregunta del millón, era sobre la chance que ya es un secreto a voces, que indica que el DT asumirá próximamente en Boca. Es que además del resultado que deparara la semifinal que se jugó en el Nuevo Gasómetro (contemplando que podría haber derivado en un clásico entre el Ciclón y Huracán en la final), la expectativa sobre lo que dijera post partido quien es el hombre apuntado por Juan Román Riquelme era lo que motivaba que la atención se centre allí, en la parte baja del Pedro Bidegain.
"Perder no te gusta, quedar eliminado tampoco. Es un grupo muy lindo, estamos dolidos, pero hay que seguir. Estos días son duros, hoy es un día duro", arrancó Miguel antes de analizar lo que significó el partido y el momento que vivía su grupo ahí, a metros suyo, en el vestuario local. Sin embargo, en cada respuesta -y en cada silencio- pareció haber respuestas y pistas acerca del próximo paso de su carrera.
Un ida y vuelta sin certezas
-¿Vas a seguir siendo el DT de San Lorenzo?
-En este momento no te voy a responder nada.
-¿No vas a hablar de eso?
-No, no. No tengo por qué hablar. Voy a hablar cuando quiera y cumpla con todo lo que tengo que pasar o no, ¿si? Hoy invade la derrota, el dolor, el grupo, son muchos chicos todos. Lo que digan así, no escucho nada ni me interesa, en el buen sentido lo digo. Hay que saber hablar, decir las cosas. Y las cosas que tengo luego hacerlo personalmente. No en público.
Las conjeturas
Respuestas, clásicas en él, evasivas para que el conflicto no lo haga meterse donde él no quiere. Al menos en ese momento. Y aunque no aceptó conjeturas, sí es válido hacerlas sabiendo ya que hay un punto clave de lo que no sucedió entre sus respuestas: que en ningún momento Miguelo desmintió la versión de Boca. No la descartó, no se plantó. Y -al contrario- el resto de sus palabras pareció poner más en duda aún que sus días en San Lorenzo tengan futuro.
"Buscarán otro camino los jugadores, los más grandes, es normal que ocurra. Me quedo con el profesionalismo que han tenido. Hicimos todo en silencio, hablamos mucho entre nosotros y a nivel de grupo hemos hablado mucho con los chicos, tienen que seguir teniendo experiencia, no es simple ni fácil", analizó, casi como un balance final de una gestión turbulenta que -para sorpresa de muchos- terminó con su equipo peleando el campeonato hasta casi el final.
Algo así como lo que lo espera en Boca. Con un presente complejo en materia de resultados y la necesidad de su experiencia para llevar calma en un momento de mucha ansiedad. Calma como la que tuvo para plantarse en una conferencia caliente. Y dejar la sensación inequívoca de que será el próximo DT de Román, pero que nadie lo pudo confirmar desde su propia boca.
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