El uno por uno del triunfazo de San Lorenzo, ya clasificado a cuartos del Apertura

Decisivo para que San Lorenzo avanzara de ronda. Atajadón a quemarropa a Ignacio Russo, tremenda volada para despejar un tiro libre al ángulo de Sosa y un mano a mano sobre el final, cuando el encuentro ya iba 2-1.

Intentó romper en los primeros minutos. Luego de la roja no pasó más. Venía firme aunque falló en el arranque del segundo tiempo: se queda mirando la pelota y no sigue a Rodríguez, por lo que no llega a anticipar en el 1-1 a Fértoli.

Siempre determinante para imponerse en los duelos con físico pero también personalidad. Impecable en los cruces y cierres y darle seguridad al fondo de San Lorenzo, y también tranquilidad.

Una señal del compromiso que tuvo: de palomita despejó una pelota que le había quedado a Saralegui tras el atajadón de Gill. Si bien no llegó a evitar el centro previo al empate, redondeó un partido bueno.

Tuvo algunos vaivenes cuando Saralegui se mostró más activo. Pero se terminó acomodando y despejando muchas veces para evitar problemas, bien compensado por Braida cuando el contexto obligó a San Lorenzo a blindarse con dos líneas de cuatro.

Expulsado correctamente por un error imposible: se durmió en la segunda jugada de un ataque y Russo le birló la pelota.

Una especie de base de NBA: juega, distribuye, quita, corre, pasa filtrado. Todo bien. Quedó en funciones como #5 cuando San Lorenzo atacaba tras la roja. Sacrificio. Había pedido jugar con esguince de muñeca, fue relevado tras una mala caída por un foul de Ramírez.

La figura bis. Si San Lorenzo defendió bien su terreno fue por su esfuerzo por la diestra. Su finta explosiva y mejor definición merecen ser destacadas como un gol propio, aun cuando el 1-0 lo haya convertido Vombergar. Luego de la roja a Irala se paró por derecha. Enorme esfuerzo post roja para ganar en velocidad pero al mismo tiempo hacer las pausas justas y atraer marcas.

Esta vez sin lucir con brillantina, su oficio valió mucho: jugando de doble pivote, al tener la pelota distribuyó bien, manejó la calma de sus compañeros, entendió los momentos y maquilló con su experiencia el hombre de menos en el medio.

De extremo/interior en el arranque, de doble tres en los 77 minutos restantes, tuvo un rol idéntico al de Cerutti pero por izquierda. Excelente conducción en diagonal y mejor pase a Cerutti en la génesis del 1-0.

Empujó la pelota en el 1-0, aunque fue inteligente para seguir la acción evitando caer en offside. Luego estuvo demasiado solo: la pelota prácticamente no le llegó, pero sí bajó para contribuir y pivotear.

Determinante no sólo para reacomodar el equipo y sostenerlo tranquilo durante los 77' con uno menos: también en la previa, para aislarlo del contexto institucional para que se enfocara plenamente y rindiera. Todo bien.

Héroe de la constancia. Su vocación de ir siempre lo premió: le peleó la pelota a Nehuén Paz, ganó y en el mano a mano con el arquero Zenobio no falló. Relevó en el segundo tiempo a Vombergar para hacer el esfuerzo en el último tercio.

Reemplazó a Cerutti aunque no pesó tanto como el Pocho por sus características. Sin embargo, tuvo un tiro libre en el que intentó sorprender y quiso hacer pesar su pegada y criterio.

Le tocó entrar en un momento caliente y rindió, tanto que no se sintió la salida de un jugador claro y siempre valioso como Tripichio.

Entró sobre el final para defender los últimos embates de Tigre, cuando ya el encuentro iba 2-1. Salió Muniain.