Armani, el ejemplo de superación de River: los penales, sólo una muestra...

"Franco siempre está. Siempre aparece en los momentos que se lo necesita".

Marcelo Gallardo tiene razón: Armani siempre está. En el arco, para salvar al equipo en momentos clave. O aprendiendo en el día a día, para ser mejor incluso a sus 38 años (cumple 39 el 16 de octubre) y con una Copa del Mundo en su casa. En esas ganas de seguir creciendo, precisamente, reside la esencia de su gran momento, que lo llevó a ser el jugador más regular de un River bastante irregular en este primer semestre y el que tiene el mismo hambre de títulos que mostró a lo largo de su carrera.

Con una obsesión que le elogia el cuerpo técnico de buscar constantemente el prime de su rendimiento, la competencia con Jeremías Ledesma le vino bien y en esta temporada desterró dentro del campo cualquier crítica o intento de recambio en el arco que surgiera por parte de los hinchas. "Tengo dos arqueros de muy buen nivel y el que juega hoy está pasando un momento bárbaro", decía el Muñeco a mediados de marzo, unos días antes del partido contra Ciudad de Bolívar por la Copa Argentina, el único del 2025 que no tuvo al Pulpo desde el arranque (con 2.190 minutos en 24 encuentros, es el jugador del equipo con más tiempo en cancha, dejando atrás los 1.505’ de Martínez Quarta).

Con niveles impactantes que transformaron su valla en la segunda menos vencida del torneo (10, a dos de la de Ignacio Arce, de Riestra) y de la Libertadores (dos, en un lote de varios equipos) y lo convirtieron en el arquero al que menos goles en promedio le hicieron en el Apertura (0,6 por juego), el hecho de que haya tenido un crecimiento sustancial en su nivel desde la vuelta de Gallardo también se ve reflejada en los diferentes puntos de su repertorio que fue mejorando en este tiempo.

De penales y objetivos en el corto plazo

Es que así como muchas veces después de los entrenamientos tiene sesiones particulares de neurociencia, el pibe de 38 mostró un cambio radical en la manera de afrontar los penales, algo que quedó demostrado en la Supercopa Internacional y en la reciente tanda ante Platense: si antes esperaba la ejecución más parado y solía muchas veces errarle al palo, ahora se lo vio repiqueteando en la previa para llegar más activo al momento de tirarse.

La estadística no miente: comparado con su registro histórico en River, entre estas dos series elevó su promedio de atajadas del 13,85% al 27% y de aciertos de lado, del 40% al 64%. Eso llevó a que, ahora, el foco dejara de estar puesto en él y pasara a los ejecutantes. Algo que el propio MG reconoció: "Hay que definir, los pateadores tienen que ir con confianza a patear".

Ganador como pocos (que apenas haya perdido ocho de los 52 clásicos que disputó habla por sí mismo) y jugador con más presencias en el ciclo Gallardo (254, una más que Casco), su foco ahora está puesto en cerrar de la mejor manera un semestre en el que, a falta de al menos cuatro partuidos para el cierre, fue el más regular del plantel y seguir agigantando su figura en la historia de la Copa. Es que, con dos títulos ganados, ya es el tercero con más encuentros disputados (107) y podría ser el #1 si River alcanza las semifinales (Ever Almeida tiene 113).

Con contrato hasta diciembre del 2026 y una presencia clave para el orden general del vestuario junto a Enzo Pérez, el Pity Martínez y Germán Pezzella, en todo caso el momento para hablar de su futuro sea más adelante. Porque ahora, lo que ocupa al cuarto arquero más ganador del mundo (27 copas) es seguir mejorando en cada aspecto de su juego...