Independiente perdió más que un partido ante Atlético Tucumán

La imagen duelo, la imagen preocupa. Independiente perdió más que un partido frente a Atlético Tucumán. Porque lo hizo jugando mal. Porque lo hizo evidenciando que tiene un plantel corto, que las variantes no están a la altura y que los titulares están sintiendo en cansancio por la gran cantidad de encuentros que vienen teniendo en la temporada. El 0-2 es un golpe duro, ya que suma un nuevo duelo sin ganar y lo complicó en el objetivo de finalizar primero en la Zona B del Torneo Apertura.

La necesidad de repartir las cargas y evitar mayores contratiempos en medio de un calendario bien apretado, Julio Vaccari tomó la determinación de cuidar jugadores, poner un mix en el Norte y no exponer a todos los titulares, tal como había hecho en el empate contra Lanús después de la visita a Nacional Potosí. Los cambios afectaron al equipo, los cambios dañaron la idea y también el objetivo de sacar un resultado positivo para alcanzar otra vez la cima.

Las ausencias obligadas de Pablo Galdames, Gabriel Ávalos (ambos desgarrados) y Luciano Cabral (vio la roja ante Deportivo Riestra), sumado a la postura de cuidar a Sebastián Valdéz, Álvaro Angulo, Iván Marcone y Lautaro Millán, hicieron que el Rojo perdiera la identidad que supo forjar desde la llegada del entrenador. Los que ingresaron (Franco Paredes, Adrián Sporle, Fernández, Cedrés, Federico Mancuello, Santiago Hidalgo y Matías Giménez Rojas) no estuvieron a la altura, sintieron la falta de ritmo de juego y estuvieron apagados.

En el primer tiempo en el José Fierro, Independiente no pesó, no tuvo generación de juego, no gestó, no lastimó y lo dañaron fácilmente. El que lo hizo fue un Atlético que está bien en el fondo del grupo, que jugó después de 48 de la derrota frente a Godoy Cruz y que convirtió en una de las primeras chances que tuvo. ¿Cómo fue? Giménez perdió fácil una pelota en la mitad de la cancha, la visita quedó mal parada, Kevin Lómonaco no llegó a cerrar a Ramiro Ruiz Rodríguez y Mateo Bajamich ingresó solito por el sector derecho para definir ante la salida de Rodrigo Rey.

El Rojo tuvo carencia para sumar pases, para crear y para saber por dónde ingresarle a su rival. Felipe Loyola estuvo muy solito, Fernández Cedrés fue superado con facilidad, Mancuello pasó desapercibido y los tres de ataque casi no tomaron contacto con la pelota. El plantel corto que tiene Vaccari quedó expuesto y las escasas variantes que cuenta en el banco de suplentes volvieron a condenarlo.

En el complemento, Julio se inclinó por hacer las cinco variantes, por poner a casi todos futbolistas que forman parte de su esquema ideal (Valdéz, Marcone, Millán y Angulo). Más allá de los intentos y la búsqueda, el equipo continuó en la misma sintonía. Si bien es cierto que se adelantó unos metros y contó con aproximaciones (ninguna clarita), Atlético Tucumán jugó a la contra y terminó definiendo -por medio del gol del Loco Díaz- un partido sensible en un momento sensible de la temporada.