Golpazo en Avellaneda. Uno que está lejos del azar y tiene mucho de fundamento. Platense le ganó bien a Racing. La eliminación de la Academia es un batacazo justificado. La batalla táctica la ganó la dupla Orsi/Gómez y por más del 1-0 que clasificó al Calamar a los cuartos de final. Porque durante 95 minutos el partido se jugó con las condiciones y el ritmo que buscó Platense. Estaba preparado para bancar los pelotazos a Salas y Maravilla, la principal herramienta que tiene el Racing de Gustavo Costas.
Sin Sosa ni Zuculini, el técnico de la Academia puso a tres centrales y prescindió de un tercer volante. Ahí, en el vacío a las espaldas de Almendra y Nardoni, Platense empezó a ganar el partido. Se aprovechó también de la poca lucidez del banco local, porque tardó 65 minutos en tocar el equipo y 81 en romper la línea de cinco. Para ese entonces, el cansancio ya dominaba a ambos equipos.
Fue un duelo cerradísimo. Para entender lo bien que ejecutó su plan Platense, Maravilla Martínez no tuvo chances de gol. Con la atención centrada en el goleador y en las posibles asistencias de Salas, liberaron más a Solari. El ex Defensa terminó teniendo las pocas claras de la Academia, con un cabezazo y un remate de derecha ambos bien atajados por Cozzani. Con los anchos neutralizados, se empezó a desnudar la falta de funcionamiento colectivo de Racing cuando no tiene a todas sus piezas.
Con Colombo en el rol de Sosa, el equipo de Costas no tuvo primer pase en la salida. Eran pelotazos, se perdía la segunda pelota y cuando Almendra la podía agarrar (contados con los dedos de una mano), se mostraba impreciso o sin jugador cerca. No entendió nunca Costas que no estaba ganando el medio, donde Picco se hacía cada vez más grande. Entre el buen posicionamiento de Platense y el malo de Racing, siempre fue el Calamar el que generó mejores sensaciones. Con poco encontraba siempre mal parada a la defensa local, complicada porque no tenía un volante central posicional. Lotti, de entrada, pegó un cabezazo en el palo y varias contras en superiorad numérica terminaban mal definidas. Pero había olor...
En un partido muy friccionado, el juego aéreo es una alternativa de ataque para ambos equipos (Cristina Sille/Clarín).
Inquieto porque los penales lo incomodaban, la desorganización de la Academia terminó llevando a la eliminación. El central Quirós pasó a jugar de lateral y la confusión fue el mejor aliado de Platense. A los 39’ del ST, un ingresado Orsini le ganó de cabeza a Di Cesare para el gol de la clasificación de Platense. Durante toda la noche, el duelo áereo había sido ganado por la visita, especialmente el de Ronaldo Martínez contra Colombo.
Tras el 1-0, los últimos minutos sólo mostraron el desconcierto de un Racing herido de muerte. Platense pudo llegar al segundo y los pelotazos al área visitante jamás pusieron en aprietos a un Cozzani que el poco trabajo lo había tenido en el PT.
Maravilla Martínez forcejeó más de lo que jugó hasta el momento (Cristina Sille/Clarín).
Ganó Platense y dio el gran batacazo de los octavos. Con sus jugadores con lágrimas en los ojos y festejando como si de una final del mundo se tratase, el Calamar hace historia y quiere seguir creciendo. Ahora esperará por River o Barracas, mientras que Racing se deberá conformar con lo fuerte del ciclo Costas: el ámbito internacional. En casa sigue haciendo agua.