Fue una bomba. Una explosión que generó un efecto en cadena e hizo estallar el Nuevo Gasómetro. El gol agónico deEnzo Copetti, que le dio la victoria aRosario Central y lo afianzó en la cima de la Zona B del Torneo Apertura, fue la chispa que incendió una cancha regada de nafta. Porque había mucha bronca acumulada en San Lorenzo. La derrota agudizó el enojo y también el dolor. Y la impotencia se vio cristalizada en una acción repudiable, cuando desde la tribuna les arrojaron dos bombas de estruendo a los jugadores del Canalla que celebraban la victoria sobre la hora.
No fue un partido fácil para el Ciclón. El efecto del video que trascendió de Marcelo Moretti guardándose un fajo de dólares en el saco desató un temporal que sacudió al club desde sus cimientos y activó los anticuerpos de los hinchas. “¡Que se vayan todos, que no quede, ni uno solo!”, fue el cantito que atronó antes, durante y después del partido. “Dirigentes, dirigentes, no se los decimos más, si no llaman a elecciones, qué quilombo se va armar!”, se escuchó. La expresión de furia se hizo sentir. Y la cancha condensó un torbellino emocional por el que resulto difícil navegar sin naufragar. El enojo se mezcló con el sentido homenaje para despedir al Papa Francisco, quien desde ahora alienta a su querido Ciclón desde el cielo. Miguel Ángel Russo, avezado piloto de tormentas, tuvo que apelar al capital intangible de su experiencia para evitar, en la medida de lo posible, que el ruido de afuera llegara a contaminar el vestuario.
Resulta imposible, incluso imprudente analizar lo que pasó en el Bajo Flores sin contemplar lo que pasó del otro del alambrado. El Ciclón jugó contra el Canalla de Holan, pero también enfrentó las adversidades generadas en un increíble proceso de autodestrucción tras el escándalo dirigencial que consumió tinta en todos los medios gráficos y largos minutos de aire en los programas de televisión, radio y streaming. Y más allá de la caída en el final, el equipo respondió en un clima enrarecido.
Lo mejor del Ciclón fue cuando la pelota pasó por Muniain, quien con su sapiencia y comprensión gestó juego cuando logró asociarse con Cerutti, Irala o Tripichio para construir y abastecer a Vombergar. Así como el Vasco fue el cerebro del dueño de casa, Malcorra fue quien pensó y ejecutó las mejores acciones de Central. El primer tiempo estuvo signado por la paridad. El Ciclón comenzó mejor el complemento, pero Holan tuvo una lectura acertada y sus dirigidos crecieron con los ingresos de Duarte, Giaccone y O’ Connor. Gill, con sus reflejos, salvó a San Lorenzo ante disparos de Lovera, Giaccone y Copetti, quien fusiló al arquero en la última y alteró el desenlace de un encuentro que, hasta ese momento, había condensado emociones mucho más fuertes fuera del terreno de juego que adentro.
Central no brilló, pero tuvo empuje y ganó un partido que parecía encaminarse a un empate. De esta forma, los de Holan acumulan seis encuentros sin perder por el campeonato, con tres victorias y tres pardas, y se consolidaron en lo más alto, alcanzando al Boca de Fernando Gago en la tabla general.
El Ciclón dejó pasar la oportunidad de quedar como líder. El escándalo de Moretti, sin dudas, dejó heridas y un gran dólar de cabeza...
El gol del triunfo de Central
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