Marcos Rojo no jugó contra Patronato por precaución. Esa es la primera noticia. La segunda noticia tiene que ver con la sobrecarga en un gemelo que sufrió el defensor de 32 años en la entrada en calor en Paraná, motivo por el que optaron por preservarlo. Y la tercera novedad habla de los estudios que le hicieron al capitán de Boca y que arrojaron resultados verdaderamente malos...
Rojo sufrió lesión muscular grado II en el soleo de la pierna derecha, según informó el parte médico de Boca en las redes oficiales del club. Es decir, está desgarrado. Así, tendrá por lo menos tres semanas de recuperación y se perderá, además de los partidos del torneo, el choque por octavos de final de la Copa Argentina contra Agropecuario el miércoles 10 de agosto, desde las 21.10 en Salta.
Sin dudas, la preocupación de Hugo Ibarra es grande. También la de Juan Román Riquelme y por supuesto la de todo Boca. Porque con este desgarro de Rojo, el DT pierde mucho más que un marcador central, pierde un referente, el único que le quedaba en cancha, en un momento tremendo del equipo.
El problema de Boca con los referentes
En uno de los momentos más delicados en el año (tal vez el más), y en donde el equipo mostró una imagen apática en Paraná, Boca no tiene a sus referentes. Es decir, pasó de tener a tres titulares con nombres de peso, con experiencia y mucha trayectoria como Carlos Izquierdoz, Marcos Rojo y Darío Benedetto, a no tener nada.
A Cali lo limpiaron y se fue a jugar a la Segunda División de España, el Pipa fue titular contra Talleres por última vez (16 de julio pasado), salió lesionado, al partido siguiente contra Argentinos en La Paternal entró un rato en el ST, a los dos días sufrió un esguince en el tobillo izquierdo, la semana pasada se volvió a resentir y en el medio ya se perdió dos partidos (Estudiantes y Patronato). Y Rojo, lo dicho.