Se larga el tercer Russonato: Boca arranca las prácticas con su nuevo DT al mando

Todos hablan, todos opinan, muchos están involucrados. Pero pocos, muy pocos, son los que deciden en esta historia. Al margen de lo que pueda implicar a la gente que maneja a San Lorenzo, el desenlace en la novela del regreso de Miguel Ángel Russo a Boca tiene al entrenador y a Juan Román Riquelme como protagonistas excluyentes. Y -hasta acá- lo que ellos dos fueron decidiendo y accionando fue marcando el pulso del avance hasta llegar al punto culminante: el que este martes por la tarde podría tener a Miguelo con la ropa azul y oro conduciendo la práctica en el Predio de Ezeiza.

Así lo confirmaron desde Boca tras un día de reuniones y versiones encontradas que, en la voz del presidente de San Lorenzo, aún no daban por cierto la chance tan certera de que el DT cruce desde Boedo hacia su nuevo destino. "Arrancan 15.30", le confirmaron a Olé desde Boca Predio cuando ya los hechos parecen juzgados. Y sobre ellos hay varios puntos clave que se fueron encadenando en una mañana con muchos frentes abiertos.

Es que la llegada de Miguel bien temprano a la Ciudad Deportiva del Bajo Flores fue el primer hecho que daba cuenta de un paso imprescindible para que el día fuera de resoluciones. En ese momento, el DT se juntó con el plantel que dirigió hasta la semifinal que perdió ante Platense apenas 48 horas antes y se despidió. "Como dice Miguel, son momentos, son decisiones", confesó Johan Romaña (referente del equipo y hasta uno de los señalados como posible refuerzo de Boca), a su salida del predio, siendo el primero -y el único jugador- en frenar su marcha para hablar con la prensa.

El otro personaje que dio su parecer fue el actual presidente del Ciclón, Julio Lopardo, quien entre las formas cuidadas y un alegato final a su salida, ya con tintes de enojo y decepción, contó el pulso de las negociaciones y dio una sensación tácita de que ya todo estaba resuelto: Russo estaba listo para irse a Boca.

Qué pasó en Boca mientras tanto

Paralelamente, en Ezeiza también pasaban cosas. Temprano, el requisito ineludible de rescindir el contrato de Fernando Gago se resolvió favorablemente. Y a partir de ahí, los teléfonos empezaron a contactarse con la parte sur de la ciudad de Buenos Aires para ir conociendo cómo avanzaba la situación de Russo. Sin embargo, ya las decisiones estaban tomadas desde hacía un buen rato.

Pasara lo que pasara y costara lo que costara, el DT y Boca tenían sus caminos sellados por decisión de Miguel y de Román, quien lo espera con los brazos abiertos para darle las llaves del equipo nada menos que de cara al Mundial de Clubes. Consciente de la responsabilidad del caso, para el presidente de Boca es volver a tener un hombre con espalda y acostumbrado a vivir buenos momentos con el buzo xeneize. Un combo necesario en este momento del club.