Dolió, claro que dolió. Fue más que el resultado adverso en el superclásico lo que hizo mella en el ánimo y en las expectativas de la gente de Boca, ante un presente del equipo puntero y encaminado a lo que tal vez sea un título de campeón en pocas semanas. Es que el 1-2 contra River en el Monumental tuvo condimentos que no conformaron a nadie. Y por eso, Fernando Gago tiene muchos reproches por atender, sobre todo los internos.
Porque la salida del estadio fue en silencio, respetando la calentura que cada parte (jugadores y cuerpo técnico) acumulaban desde el campo de juego. No era, está claro, un espacio para hacer demasiado análisis. Y mucho menos teniendo en cuenta que Juan Román Riquelme esta vez no se hizo presente en Núñez.
Sí estuvieron, en cambio, los integrantes del Consejo de Fútbol (Raúl Cascini, Marcelo Delgado y Mauricio Serna), quienes tampoco se prestaron a hablar con la prensa en la salida del plantel, en fila india por el anillo interno del Liberti. Por eso, la única palabra que se escuchó (de aquellas que pueden tomar decisiones para torcer el rumbo de la actualidad), fue la del propio entrenador.
Y así como esa conferencia fue mal valorada por la mayoría, a partir de explicaciones difíciles de sostener, en la intimidad de Ezeiza tampoco cayó bien que el DT no le pusiera un mínimo de autocrítica a un plan que falló de punta a punta. Y que fue un eslabón más que se suma a la lista de momentos en que el Boca 2025 (o más bien, el Boca de Gago), no da la talla ni de cerca.
Reunión y el gesto que el Consejo espera de Gago
Por eso, lo primero que pasará el martes en el Predio será lo que ocurre habitualmente después de un partido: la charla (el intercambio, el ida y vuelta) entre Pintita y los miembros del Consejo. Allí, esta vez los responsables del fútbol esperarán que el análisis incluya algo de reconocimiento acerca del error en el planteo táctico dispuesto en cancha. O alguna de las muchas decisiones que se hacen evidentes incluso en la senda victoriosa, la que tiene que ver con nombres propios que carecen de chances o perdieron lugar a partir de una planificación que dejó secuelas en materia de resultados.
Particularmente, la conferencia de prensa podría también ser materia de debate. Porque -según pudo confirmar Olé- en Ezeiza tampoco se compartieron las declaraciones positivas respecto al análisis del partido que hizo el DT. Y si eso es capaz de sostenerlo en privado, tal vez la cuestión pase a mayores.
¿Cómo? De la única manera posible. Es decir, dando un paso más allá de la paz sostenida en todo el lapso que fue desde Alianza Lima hasta River. Una tensa calma que los resultados traccionaron pero que siempre pendió de un hilo a la vista muy delgado. Y que esta vez sí el presidente estaría dispuesto a cortar.
¿Termina el campeonato?
El futuro próximo, por ahora, es con Gago en el banco. Pero la certeza interna es que algo tendrá que mostrar para sentarse en esa silla el fin de semana próximo ante Tigre. Porque si hay una realidad es que -por el camino que avanza este Boca- será difícil coronar el semestre ganando el Torneo Apertura, no habiendo podido ganar un solo partido importante en seis meses. Y mucho menos dar la talla en un evento como el próximo Mundial de Clubes.
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